10. 5. El arte de doblar papel.




"La pajarita es, a no dudarlo, la forma arquitectónica, digámoslo así, que el papel pide y exige, la forma que del papel surge naturalmente, la perfección de la figura del papel...".

"De hecho, y eso es un apunte personal, si las pajaritas fueran todas perfectas serían indiscernibles y, según el principio de la identidad de los indiscernibles de Liebniz, solo habría una pajarita".



Pajarita de escuela
-y qué duro era el banco!-
su recuerdo me vuela
triángulo y blanco.
Aleteo de nido,
patrón de sencillez
Miguel de Unamuno, "Tratado de Cocotología", en Amor y pedagogía.





Alumnos de primero. 

La pasada clase, en vista de que sólo vinieron tres alumnos, Nathalie, Julián, y Eloy, decidí enseñarles algunos pequeños pasitos en este curioso arte que los japoneses llaman "origami", el arte de doblar papel. La llegada de la papiroflexia a los países de nuestro entorno cultural es muy remoto. Pero realmente fueron los holandeses, los únicos europeos que tenían tratos comerciales con Japón a mediados del siglo XIX, quienes primero publicaron algunos pequeños tratados modernos de plegados de figuras. Los franceses, por aquel tiempo, también recibían con entusiasmo todo lo que tenía que ver con las artes tradicionales japonesas. Es curioso constatar ese entusiasmo en La Nature, una conocidísima publicación científica, que documentó la figura del pájaro aleteador por primera vez en 1885.

Eloy, Nathalie, y Julián, que durante las siguientes clases serán mis ayudantes personales, disfrutaron enormemente con los procedimientos "paperísticos", y por eso he decidido que podíamos aprenderlos todos porque, además, nos servirán maravillosamente para seguir tratando con los conceptos de la geometría (el cuadrado, la diagonal, la bisectriz, los tipos de triángulo, etcétera).  Pero antes quería mostraros las siguientes imágenes y contaros la historia de las mismas.








"Las pajaricas", de Ramón Acín. Arriba se puede ve un
boceto hecho con acuarela y una maqueta de cartón.


"Las pajaricas" en el parque Miguel Servet, de Huesca.



Cierta vez estaba en un parque de Huesca y me encontré una hermosa escultura pública, extraña y solemne, como si de algo egipcio se tratara. Era una escultura muy geométrica y, a pesar de su fría hechura, me resultó amable como un recuerdo de juventud. La gente de huesca las llamaban "las pajaricas". Se trata de un símbolo infantil, y hubo un tiempo en que era un ejercicio común en las escuelas y, en especial, en las aulas de artes, aprender a hacer esas figuras de papel. Pregunté por el monumento y me dijeron que había sido la obra de un artista fusilado en la guerra, un tal Ramón Acín, bastante menos conocido que su paisano, el también aragonés, Ramón Gargallo. Como quiera que sea, según parece, "las pajaricas" se tansformaron en ese momento en un símbolo público contra la violencia. 

Acín, que había sido fusilado por su militancia anarquista, según dicen, hombre de buenas maneras y bondadoso, fue un artista que conocía bien el arte moderno que por entonces (a comienzos del siglo pasado) se hacía fuera de nuestro país. Lo cierto es que, a pesar de que Acín fuera fusilado y olvidado durante los años siguientes a la guerra, nadie osó acabar con su bello homenaje paperístico, y en cierto modo cobró un significado nuevo para la gente. Las pajaritas fueron también un símbolo de bondad, una suerte de recuerdo de la alegría de vivir, frente a la violencia.

Precisamente en huesca existe un pequeño museo donde se pueden ver estos dibujos preparatorios, fotografías, y maquetas de papel que realizó el artista, allá por 1929. Su inteligente idea de hacer de un mero juego de niños una figura simbólica para su pueblo, sin duda se debe a su gran sentido del humor y su amor por la enseñanza de los niños. Hay muchas anécdotas de su vida que constatan este sentido del humor, algunas incluso trágicas. Según cuentan, obligado a ponerle un bozal a su perrillo bodeguero, por las insistencia de las autoridades locales, Acín cogió sus pinceles y le pintó el bozal sobre el propio hocico. Paradójicamente, años después, para intentar huir de los sublevados que querían fusilarlo, un amigo suyo le pintó un bigote. 

 Algunos pensarán que un arte tan sencillo no puede ser un arte, pero el propio Acín, respondería burlón: 

"Mi arte no es de iniciación; no es para los que van al arte, sino para los que están de vuelta. Si llueve, me quedo sin el diez por cien de visitantes que van al museo. Me veré cumplido contemplando solo mis obras, modestas, envueltas en su luz".





Conchita Monás, la muje de Ancín, junto a una pajarita.



***

Pero bueno, ha llegado el momento: menos palabras y más "hacer con las manos".

Atentos. Cuadrado de papel, doblamos por la diagonal, volvemos a doblar por la otra diagonal, tenemos el centro...

Aquí está, la pajarita de papel, que podemos colgar encima de las cunas, poner sobre nuestro escritorio, como un objeto valioso, tal vez no por su valor material, pero sí por su belleza y su valor técnico. En las sucesivas clases haremos más figuras de papel, como la mariposa, o la grulla japonesa clásica, la grulla japonesa voladora, la golondrina sencilla, el lirio sencillo, el caballo chino, y tantos otros. 

Incluso, ya os digo de antemano, creo que la pajarita es una figura que se presta muy bien a la práctica del dibujo, porque tiene muchas aristas y cambios de plano, y permite sacar muchos tonos de grises cuando sombreamos, por eso luego vamos a usar nuestras figuras de papel como objeto de observación y aprendizaje en nuestros dibujos.







El año pasado, en mi paso por tierras manchegas, mis alumnos también hicieron la pajarita y la grulla clásica japonesa. Pero en esa ocasión la intención era crear modelos más o menos geométricos para dibujarlos luego. En principio iba a ser una actividad breve, pero quedé asombrado del ingenio de muchos dibujos,  y eso me hizo buscar otros ejercicios de dibujo relacionados, como un ejercicio de sombreado, y otro de clasificación de vistas. Mostraban una complejidad asombrosa en la concepción espacial de la figura, algo que no había sospechado todavía en alumnos de esa edad. Lucía Dragut mostró una comprensión absoluta de la pespectiva de las aristas, antes incluso de que yo hubiera explicado nada relacionado con la perspectiva; Aitana se animó con otras vistas, consiguiendo casi el giro completo de la figura con dos dibujos oblicuos de maravillosa comprensión espacial; Ruth hizo una línea muy fina y delicada a mano alzada, y sobre todo un escorzo visto desde arriba de gran belleza; Adolfo entendió la figura de inmediato e hizo un dibujo muy realista; Carla, Vanessa, y Larissa, hicieron un perfil proporcionado de la pajarita, y resolvieron muy bien la extraña vista frontal de esta figura papiriforme.
 























































































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