3. 3. Formas simétricas (a partir de las láminas de Karl Blossfeldt).


"Cualquiera puede hacer una ampliación fotográfica de un cardo. Pero observarlo, mirarlo detenidamente hasta descubrir sus verdaderas formas, es algo que sólo unos pocos pueden... Mis documentos botánicos deberían despertar un sentido para descubrir la riqueza de las formas en la naturaleza, y ayudar a cada observador a mirar por sí mismo lo que tiene alrededor... Las plantas nunca se agotan por el uso y la función, como el resto de cosas, sino que estimulan la lógica y el sentido del orden, y ayudan a aprehender las mejores formas en el arte".
Texto y autorretrato fotográfico de K. Blossfeldt, y un dibujo suyo realizado hacia 1890.
LA SIMETRÍA EN LA FORMA.
Hay un gesto de acomodo que todos hemos realizado alguna vez, a veces sin darnos cuenta, cuando percibimos las mitades o partes de una cosa como relacionadas entre sí; ante el espejo hemos ajustado nuestra pajarita, justo antes de salir corriendo porque llegábamos tarde a un evento importante; en la cena de la Nochevieja hemos colocado y vuelto a colocar las flores de pascua sobre la mesa para que guarden la misma distancia con el centro y los extremos; los adornos de una cómoda los hemos colocado de la misma manera, porque estaban ligeramente desemejantes. Y si alguna vez habéis probado a componer unas pocas flores en un vaso, seguro habréis percibido que lo que haces a un lado del conjunto afecta al otro lado contrario. En cierto modo es como si imagináramos un punto o una línea central de la que dependen muchas partes que deben guardar la misma distancia, exactamente como nuestra columna vertebral, y el nervio central de una hoja, y el dibujo en la cara de un lince, y en infinidad de seres vivos y formas de la naturaleza. Y ciertamente debe ser un gesto muy antiguo ese de ordenar las cosas en torno a un eje central o un punto imaginario, porque el hombre lo ha procurado a la hora de fabricar sus objetos, no sólo por una razón funcional, sino porque se sentía atraído por ese ordenamiento. La semana pasada estuvimos tallando nuestros cálamos y plumas de dibujo y, sin deciros nada, cada cual procuraba que los biseles fueran idénticos a cada lado del corte central. Se daba por hecho que esa era la forma buena. Aunque pueda parecer asombroso, ese puede ser un gesto de acomodo muy artístico, y pensar esa línea imaginaria, incluso cuando nuestra composición intente escapar de ella, puede ser ciertamente importante para un dibujante en ciernes.
La cara de una lechuza mantiene una perfecta simetría bilateral en torno a la línea que inicia su pico. Algunas fotografías de K. Blossfeldt acentúan la simetría de las formas vegetales. Y la fachada de la basílica de Santa María, de Alberti, también está organizada igual, en torno a una línea vertical imaginaria que atraviesa su centro.
Entre los primeros conceptos útiles para un dibujante que hemos visto estaban los siguientes: el contorno, la separación de fondo y figura, y las líneas de dirección. Hoy vamos a añadir uno nuevo que probablemente ya os sonará de primero, la simetría.
Para ser precisos, la simetría como tal es un concepto de la geometría y las matemáticas. Las formas son simétricas cuando están divididas por un eje en dos mitades iguales. Todos los puntos a un lado y al otro del eje mantienen la misma distancia con éste. Esa es una forma de simetría bilateral. Por ejemplo, la altura de un triángulo puede servir como eje de simetría, y por tanto los dos vértices que caen a cada lado son simétricos.
Otra posibilidad podría ser una simetría radial. En este caso los puntos de una figura mantienen alguna relación constante con otro punto que llamamos centro. Un polígono estrellado es una figura que mantiene la simetría, porque cada vértice que toca el perímetro de la circunferencia mantiene una misma distancia con el centro de la circunferencia.
Y así podíamos describir otras muchas formas de simetría (axial, rotacional, etcétera). Aunque lo importante que nos interesa saber es que todas las formas de simetría contienen un elemento común, un punto o eje de referencia que se mantiene invariable. Sobre este punto o eje se organizan las formas, alejándose en dos o más direcciones opuestas, mediante algún movimiento que puede ser de traslación sobre un eje, de giro mediante arcos de compás, etcétera.
Ahora bien, en arte las definiciones nos importan menos que los hechos, y es probable que el concepto geométrico de simetría tuviera alguna relación con las formas naturales en otros tiempos. Existe, pues, una simetría natural, que nos llama la atención por su aparente perfección, pero que nunca llega a ser del todo perfecta desde el punto de vista geométrico o artístico. El mundo de las formas vegetales siempre ha sido para las artes un motivo de observación capaz de revelar a los artistas estos principios de organización. La regularidad de las formas naturales ha intrigado por igual a los artistas como a la gente de ciencia. A fin de cuentas, la mayoría de plantas muestran una simetría bilateral en la constitución de sus hojas, y una simetría radial en el crecimiento de los pétalos, y hasta una simetría rotacional en su crecimiento general. No en vano los motivos decorativos de la arquitectura antigua estaban basados en hojas de acantos.
Todavía en el pasado los motivos vegetales eran comunes en la decoración arquitectónica, de mobiliario y textil, y casi de cualquier índole. Por eso quería mostraros hoy la inmensa colección de láminas fotográficas de motivos vegetales que elaboró Karl Blossfeldt. Algunas de esas láminas nos van a servir para hacer dibujos simétricos.
Karl Blossfeldt era estudiante de Escuela de Artes Aplicadas de Berlín hacia 1880. Poco antes se había aficionado a la fotografía, un arte en ciernes por entonces. Precisamente eso fue lo que le permitió entablar una buena amistad con su profesor Moritz Meurer. Éste había intentado, durante años, estudiar en profundidad las formas vegetales para renovar en lo posible el repertorio de formas ornamentales que se solían aprender en las escuelas de arte. Meurer no dudó en animar a Blossfeldt a elaborar materiales de trabajo a partir de sus fotografías, y éste último, que también llegaría a ser profesor de arte, comenzó a fotografiar sistemáticamente todo tipo de motivos vegetales. Publicó dos libros con sus fotografías, Las formas originales del Arte, en 1928, y El jardín maravilloso de la naturaleza, en 1932. Lo interesante del asunto es que, sobre todo al final de su vida, las fotografías de Blossfeldt empezaron a se tratadas como obras de arte, a pesar de que él las había elaborado como material de aprendizaje. En el epígrafe inicial vemos cómo se refería a ellas incluso como "documentos botánicos".
No es extraña la atención que recibieron. A decir verdad, esas fotografías mostraban una realidad cercana nunca antes contemplada de esa manera. Lo que nos retrotrae al problema de la percepción y la tecnología. Mediante lentes, cámaras oscuras, procedimientos geométricos, y tantos artilugios técnicos, los artistas siempre han estado asomándose a una naturaleza casi imperceptible de manera directa. Blossfeldt, que había construido su propia cámara de fotos, se valía de lentes de aumento para advertir detalles y magnificar plantas que de por sí eran diminutas y casi escapaban al ojo humano. Yo mismo que me considero un buen conocedor de las plantas a veces he tenido problemas en reconocer en sus láminas plantas con las que estoy muy familiarizado, sólo por el cambio de escala. Además, cuidaba mucho todos los detalles técnicos, la forma de las plantas, y la luz. Puesto que los fines eran decorativos, se permitía cambiar y alterar levemente las plantas para que las fotografías fueran mejores. No es extraño que muchas de sus plantas mantengan una simetría, radial, bilateral, o axial, cuidada en todo punto, que les da a los especímenes botánicos un carácter tan extraño, como si estuvieran fabricados en metal. Blossfeldt, no obstante, más de una vez dijo que era un gran aficionado a las plantas, más que un fotógrafo. Y, curiosamente, cuando descubría detalles insospechados mediante las lentes de aumento, al igual que los botánicos, los nombraba en latín.
Todavía en el pasado los motivos vegetales eran comunes en la decoración arquitectónica, de mobiliario y textil, y casi de cualquier índole. Por eso quería mostraros hoy la inmensa colección de láminas fotográficas de motivos vegetales que elaboró Karl Blossfeldt. Algunas de esas láminas nos van a servir para hacer dibujos simétricos.
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| Cuaderno de apuntes de M. Meurer. Lámina de hojas palmatilobadas. |
No es extraña la atención que recibieron. A decir verdad, esas fotografías mostraban una realidad cercana nunca antes contemplada de esa manera. Lo que nos retrotrae al problema de la percepción y la tecnología. Mediante lentes, cámaras oscuras, procedimientos geométricos, y tantos artilugios técnicos, los artistas siempre han estado asomándose a una naturaleza casi imperceptible de manera directa. Blossfeldt, que había construido su propia cámara de fotos, se valía de lentes de aumento para advertir detalles y magnificar plantas que de por sí eran diminutas y casi escapaban al ojo humano. Yo mismo que me considero un buen conocedor de las plantas a veces he tenido problemas en reconocer en sus láminas plantas con las que estoy muy familiarizado, sólo por el cambio de escala. Además, cuidaba mucho todos los detalles técnicos, la forma de las plantas, y la luz. Puesto que los fines eran decorativos, se permitía cambiar y alterar levemente las plantas para que las fotografías fueran mejores. No es extraño que muchas de sus plantas mantengan una simetría, radial, bilateral, o axial, cuidada en todo punto, que les da a los especímenes botánicos un carácter tan extraño, como si estuvieran fabricados en metal. Blossfeldt, no obstante, más de una vez dijo que era un gran aficionado a las plantas, más que un fotógrafo. Y, curiosamente, cuando descubría detalles insospechados mediante las lentes de aumento, al igual que los botánicos, los nombraba en latín.
Algunos pensarán que si la simetría es sólo aparente en la naturaleza, no tiene ninguna razón hacer ejercicios de dibujo con simetría. Pero como ha explicado el profesor Rudolf Arnheim, incluso para contradecir la simetría en el arte hay que imaginar el eje de simetría. Una vez que aprendemos a mirar ejes de simetría, ya no podemos eludir la fuerza de atracción. Por otra parte, hacer dibujos simétricos ha sido un ejercicio común en las escuelas de artes aplicadas desde siempre, como demuestran las fotografías de Blossfeldt. Mantener las relaciones constantes de las formas con respecto a un punto de referencia, mientras se dibuja, es de por sí un entrenamiento muy acertado para un aprendiz. Ese tipo de dibujos ayuda a mirar las formas como si estuvieran compuestas de muchas partes relacionadas. Poco a poco nos vamos acostumbrando a dibujar cotejando las distancias, estableciendo relaciones, buscando semejanzas y analogías entre partes. Miramos de una manera activa. La expresión mágica de los dibujantes ya os dije que era esa misma, "establecer relaciones". Mientras observamos el motivo tenemos que buscar muchas relaciones para que nuestro dibujo se vuelva cada vez más complejo: esto es más grande que eso; eso está más cerca de aquello que de eso otro; esto es más oscuro que aquello, pero menos que eso otro; su color es un poco más azulado, etcétera. En el caso de los ejercicios de simetría axial y radial que vamos a dibujar a partir de las láminas de Blossfeldt, se diría que las relaciones más importantes son aquellas que cotejan la distancia de los diversos elementos con respecto al eje de simetría.
https://ia802506.us.archive.org/15/items/dieursprungsform00meur/dieursprungsform00meur.pdf
http://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=483318




























































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