2. 3. Las fotografías y los dibujos de campo de Tinbergen.
Aprovechando que hemos hablado también de las funciones del dibujo quería insistir en algo que dijimos en clase:
Algunos de vosotros me preguntáis por la utilidad de los conceptos que aprendemos en clase. Pero la cuestión es más compleja de lo que a primera vista puede parecer.
A lo largo de la historia, el dibujo también ha servido como instrumento de observación. Tal vez los dibujos de Leonardo sean el ejemplo más claro de esta presunción. Saber dibujar es necesario, como saber escribir, como tener conocimientos esenciales de matemáticas. El dibujo es necesario porque dibujar nos obliga a mirar detenidamente las cosas, a sostener la atención y analizar la estructura formal y funcional de los objetos que tenemos delante. Pero el dibujo también se puede considerar como una forma de pensar; dibujamos para tantear las ideas, para darles una forma real fuera de nuestra cabeza, aunque sea una forma aproximada.
El dibujo no tiene por que tener siempre una finalidad decorativa. A lo largo del curso veremos que en la ingeniería y en la arquitectura, en la biología, y en la arqueología, entre otros muchos ámbitos del saber, el dibujo ha sido empleado con fines más o menos relativos a esos campos de conocimiento.
Por hoy sólo comentaré que el famoso etólogo Nikolaas Tinbergen, mientras hacía sus estudios y observaciones sobre los animales, además de su cámara fotográfica, solía llevar consigo un cuaderno de dibujo. Desde niño había empleado mucho tiempo dibujando animales. A modo de curiosidad, diré también que Tinbergen fue internado en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, y allí coincidió con un pintor que le enseñó a dibujar retratos. Pero si el dibujo, de niño, había sido un ejercicio desinteresado, con el tiempo resultó en un hábito de observación completamente vinculado a su campo de conocimiento, la biología.
Tinbergen, en 1949, escribió que la raíz del espíritu de todo buen biólogo es "su interés en todo lo que vive, el mismo interés honesto, intenso, desinteresado (sin ego), que hace a la gente observar por el sólo placer de la observación". Lo cierto ese hábito, el dibujo, debió de impresionar a sus propios alumnos, que lo tomaron casi con más entusiasmo que el maestro. Así, de Martin H. Moynihan, uno de sus mejores alumnos, se conservan en los archivos de la Smithsonian Institution muchas de los bellos dibujos que realizó en una simple libreta durante una expedición a Panamá para estudiar a las aves.
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Algunos pliegos de los cuadernos de Moynihan, y fotografías del archivo de la Institución Smithsoniana. |
"En cierto modo, durante el análisis, la vista se pierde en la totalidad del animal, y cuanto más consciente somos de los detalles, mas aumenta la belleza. Tengo que subrayar que siempre recibía más satisfacción estética cuando estudiaba la función y el significado de esa belleza".
Para terminar, so pena de que me acusen de introducirme en una asignatura que no es la mía, quisiera transmitir mi entusiasmo por un libro de Tinbergen que me regalaron a la edad de catorce, y que bien merece vuestro tiempo libre: Nikolaas Tinbergen, Naturalistas curiosos, 1958.
Y por último, para quienes hayan sentido más curiosidad por el asunto del dibujo de los biólogos, también le remito a sitio donde se pueden encontrar más cuadernos de campo.












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